Óleo sobre lienzo 92 x 73 cm
Encontré esta elefanta entre varias fotografías realizadas por mi primo Ignacio en un viaje a Pinnawela, el orfanato de elefantes de Sri Lanka.
Me llamó la atención su sonrisa y el brillo de sus ojos. Poco antes se les había acercado y había estado jugando con ellos. Incluso levantaba las piedras que tenía alrededor como si no pesaran nada. Parece que no hubiera obstáculos para esta elefanta asiática.
Gracias a Ignacio y Beatriz por ese amor que se profesan, que trasciende a todo lo que tocan. Que la ternura y la fuerza de la elefanta que a mí me han inspirado, inspiren también sus vidas.